¿Qué significa hablar sobre el Antropoceno en el 2019, sabiendo las críticas de su incapacidad como un término para reflexionar sobre las preocupaciones ambientales actuales, las transformaciones y la decadencia? Como muchos teóricos, científicos, filósofos e investigadores están tratando de abandonar el fantasma inquietante del término «Antropoceno», uno siente la necesidad de facilitar, de encontrar un camino, para comprender la decisión de su uso. ¿Su pertinencia radica en el pensamiento tentacular, en lugar de impulsar una cierta definición inadecuada de la época o el tiempo geológico de la Tierra, o el uso del término es irónico? Cuando las preguntas ambientales urgentes se reducen a la única cuestión -y problema- del clima, a menudo se debe a que confiamos en modelos globalizados que borran tanto la inmensa desigualdad en las transformaciones ecológicas del mundo como las consecuencias de esta transformación para poblaciones humanas y no humanas. Las cuestiones de justicia ambiental se entrelazan indudablemente con problemas de desigualdad socioeconómica, por las repercusiones de género del daño ecológico o por las insuficiencias de la democracia en todos los niveles. ¿Es suficiente hablar de geografía, historia, demografía, cultura, arqueología, política – como Bourriaud dividió en su statement curatorial – sin hablar de la ruptura metabólica del cambio climático capitalógeno y el capitaloceno racial?

Sin embargo, esta iteración de la Bienal de Estambul se aleja tanto del contexto político y económico de su ciudad anfitriona como de las condiciones culturales y sociales que conlleva esta peligrosa generalización.

En consecuencia, uno se pregunta cuál fue la ambivalente aspiración de la 16ª Bienal de Estambul. ¿Es una forma de criticar las condiciones actuales sin darse cuenta de su relación con el país, aparte de algunas réplicas de artistas que reflexionan sobre las premisas de la declaración curatorial de la bienal? ¿O es una forma de proporcionar una cierta visión nostálgica o romántica de la época? Si bien puede ofrecer una respuesta contundente al contexto global actual, Seventh Continent (Séptimo Continente) carece de cualquier sentido de especificidad cultural, y no intenta decir algo a una brújula ampliada del término. Comisionar 38 obras nuevas de 220 obras de arte de 56 artistas involucrados, resulta ambiciosa pero vago, y en algunos puntos proporciona coyunturas contemporáneas problemáticas. De hecho, algunas obras individuales parecen prometer mucho más de lo que finalmente ofrece Seventh Continent.

En la entrada de la Universidad de Bellas Artes Mimar Sinan, el Museo de Pintura y Escultura de Estambul (Antrepot 5), sede principal de la 16ª Bienal de Estambul, Body of Water de Rebecca Belmore daba la bienvenida a los visitantes. Parece que está ahí para casi ofrecer una idea de qué esperar de la propuesta y visión curatorial de la bienal. El trabajo comenta sobre la transición, los bordes y, por lo tanto, la exclusión, representados a través de una canoa en forma de S cubierta por una lona de aluminio fundido. Casi insinúa esta iteración de la visión general fragmentada pero escasa de las preocupaciones medioambientales de la Bienal de Estambul, con una imposición dominante occidental y modernista que se convierte en un discurso sofocante y alienante sin un llamado visible a una mezcla de multitud.

Las piezas de Dora Budor tituladas Origin I-III abarcan no solo la forma visual de una reflexión ambiental más amplia, sino que también utilizan una arqueología de audio abierta para producir nuevas reflexiones de las imágenes inestables de Estambul. Exhibido en una gran vitrina de vidrio, el trabajo transmite sonidos de la construcción de al lado en Galataport, y a través de estas frecuencias similares, el movimiento y los tonos de polvo son reactivados dentro de las estructuras de vidrio, casi dando la atmósfera contaminada de The Burning of the Houses of Lord and Commons de J.M.W Turner (1834) proporcionando acertadamente perspectivas polivalentes.

En el mismo piso, Feral Atlas Collective, un highlight de la bienal que se presenta como una exposición dentro de la exposición. Uniendo a más de 100 científicos, humanistas y artistas, Feral Atlas Collective combina arte, ciencia y humanidades para enfocarse específicamente en ecologías «salvajes» que han sido fomentadas por las infraestructuras humanas. La evidencia se acumula en extensos trabajos de archivo con videos, paisajes sonoros, fotografías, documentos y acuarelas. Proporciona un enfoque epistemológico y ontológico afluente en temas candentes, desencadenando una reacción inmediata e íntima, algo más de lo que logra la bienal en sí.

Conocido por sus obras que se basan en los aspectos sub-sensoriales o suprimidos de los materiales y la historia, Phillip Zach y su Double Mouthed crea paralelos entre la Cueva Bronson (artificial) en Los Ángeles y la Cueva Yarimburgaz de Estambul, parpadeando entre escenas ficticias y entrevistas documentales con arqueólogos. Recuerda un aspecto olvidado pero significativo de la mitología y las epopeyas turcas, donde las cuevas tienen una presencia mágica y mística, que se representan a sí mismas como un lugar de transformación, renacimiento y crecimiento, con atributos de asilo, protección y refugio. En la misma línea de Zach, Max Hooper Schneider muestra To Become a Melon Head, el tradicional teatro de sombras turco y veinticinco sandías, como encarnaciones de futuros cuerpos cerebrales ‘neomórficos’, intentando examinar las interacciones entre humanos y no humanos, tradiciones populares e investigación científica. El altar de Muge Yilmaz, Eleven suns, parece un sitio de excavación arqueológica, recreado con criaturas antropomórficas semi-mitológicas, y que hace referencia a la fabulación especulativa y la ciencia ficción feminista. En el piso superior, el espacio construido por Gunes Terkol y Guclu Oztekin, WORLBMON, que contiene tul, cortinas, lienzos y esculturas, actúa como un espacio de reunión donde se llevaron a cabo algunos de los eventos públicos bienales.

El primer evento, el viernes por la noche de Guguou, el colectivo de Güneş Terkol – los propios Güçlü Öztekin y Oğuz Erdin – tomó la forma de una actuación musical maravillosamente absurda y loca. Junto a WORLBMON, el video Spaghetti Blockchain de Mika Rottenberg, oscila entre cantantes de garganta Tuvan en Siberia, la fábrica de antimateria CERN, una granja de papas en Maine y una fábrica imaginaria con viñetas de mesa para producir ASMR, dando una idea del atractivo inquietante del extraño de Rottenberg, mundo libre asociativo.

Una visión clara de la creación de centros de recreación histórica (no) ficticios en el Museo Pera, uno de los lugares secundarios de la bienal. Aunque la serie Eastern Promises de Piotr Uklanski presenta un tokenismo problemático de sentimientos orientalistas, Civilization of Llhuros de Norman Daly, una creación única de una civilización antigua fabricada, y los llamativos dibujos de Luigi Serafini de una enciclopedia ilustrada titulada Codex Seraphinianus, son auténticas estrellas de la bienal. La mezcla de superstición, mito y mundanalidad con la obra magna del siglo XIX del fisiólogo y científico Ernst Haeckel, Kunstformen der Natur, ilustra la vida animal y vegetal, ofreciendo una oferta sólida a las narraciones entremezcladas, pero sigue siendo aislado en la bienal. En Buyukada, donde son invadidas cinco venues, el documental From Another Place de Sedat Pakay sobre la visita de James Baldwin a Estambul en la década del 60 realmente se destaca. Subtitulado al turco por primera vez, Baldwin habla sin problemas sobre vivir en el extranjero, la experiencia negra en Estados Unidos y su vida privada, todo mientras fuma cigarrillos junto al Bósforo.

La Bienal de Estambul de Bourriaud sostiene un espejo con la cara al Antropoceno sin una gota de esperanza y sin la potencia que podría sugerir una expansión del término en sí. Lo que queda es una visión conformista y trágica: ¿conceptos curatoriales oscuros para tiempos oscuros? Hay mérito en crear conciencia en la soledad. Sin embargo, acorralado por tantas historias, de tantas líneas de tiempo, lenguas y temperaturas, parece desconcertante, luchando por una visión clara. Sin embargo, siempre es fácil hablar acerca de lo que está mal: no es una crítica tener la intención de decir que lo incorrecto no se debe hablar, mostrar o discutir, sí, realmente se debe hablar, pero se trata más de tener la capacidad de erradicar como dijo Shaviro una vez “Los viejos cuentos antropocéntricos para dormir”.

 

De la autora

Canan Batur es curadora, investigadora y escritora turca con sede en Londres y Estambul. Es curadora asistente en el De La Warr Pavilion. Además, actualmente diseña un proyecto en 1.1, Basilea, y trabaja en el establecimiento de un nuevo espacio en Estambul con un enfoque específico en la preservación, recreaciones históricas y educación alternativa (que se anunciará próximamente). Anteriormente, fue co-curadora de Give Up the Ghost, Baltic Triennial XIII (2017-2019); I was, but just awake under Art Night 2019, y It was a dream of a trip in Shangai  en colaboración con la Bienal de Shanghai XIII (2018). Fue una de las co fundadoras de clearview, un proyecto de espacio / programa de residencia en Londres (2016-2018); y trabajó con Cell Project Space, Chisenhale Gallery y Beaconsfield Gallery Vauxhall. Fue becaria curatorial en Shanghai Curators Lab, 2018 y RAW Material Company, Dakar en 2019. Sus temas de investigación actuales incluyen la objetividad en la performance y las formas de idear la translocalidad radical y facilitar el pensamiento cuántico.

 

Imágenes

1. ‘Body of Water, 2019, de Rebecca Belmore. Fotografía de David Levene

2. ‘Origin I – III’ de Dora Budor. Cortesía de la artista

3. ‘Origin I – III’ de Dora Budor. Cortesía de la artista

4. ‘Origin I – III’ de Dora Budor. Cortesía de la artista

5. ‘Origin I – III’ de Dora Budor. Cortesía de la artista

6. Still de ‘Double Mouthed’ de Phillip Zach, 2019. Multi-canal HD. Cortesía del artista

7. ‘WORLBMON, 2019, de GŸnes Terkol & GŸlŸ …ztekin. Fotografía de David Levene

8. ‘WORLBMON, 2019, by GŸnes Terkol & GŸlŸ …ztekin. Fotografía de David Levene

9. ‘Spaghetti Blockchain, 2019, de Mika Rottenerg. Fotografía de David Levene

10. ‘Spaghetti Blockchain, 2019, de Mika Rottenerg. Fotografía de David Levene

11. Detalles de ‘Eastern Promises’ de Piotr Uklański’. Fotografía de David Levene

12. Detalles de ‘Eastern Promises’ de Piotr Uklański’. Fotografía de David Levene

13. Un film acerca de la vida en Estambul de James Baldwin, presentado por Glenn Ligon. Fotografía de David Levene