Hay varios conceptos que se pelean por llegar al lugar del primer sentido cuando entro a “Diurna”, la actual exhibición de la artista visual chilena Magdalena Prado en el Museo de Artes Decorativas. Concepto no en esa deformación académica, sino en lo que me hace asentir la cabeza, recorrer el espacio y esforzarme en enfocar mejor para entender el equilibrio que se siente. Y no, no en un sentido místico, aunque podría sucederle a cualquiera estando ahí debido a la historia del lugar -fue un Claustro de la orden Dominica hasta 1998, y en el año 2005 murió ahí el último monje- donde precisamente la sala de exhibición era usada para el rezo, descanso y meditación, y no cuesta nada sentirse bañado y agradado por una inmensa sensación de calma y de haber bajado a cero el volumen un día de semana con casi 35 grados de calor.
El cuerpo humano se siente dentro de la disposición de las cinco obras o ejes que conforman “Diurna”: un manto, una cruz, tres vitrales, formas realizadas en papel maché y un video mono-canal. Todas, excepto el último trabajo en video, utilizan el material que Magdalena viene trabajando hace más de tres años, el papel, material que se desplaza desde el sustrato hacia el protagonismo logrado mediante lo experimental.
La artista trabajó para esta vez con cartón piedra negro sometiéndolo a tratamientos que permitirían la manipulación deseada, y que no solamente encarna un deseo físico formal. Se transforma en una operación sublimemente repetitiva que tanto para ella como para el espectador hace sucumbir al estado contemplativo llevado por ese misma acción.
La llamada “Cruz” se dispone al final de la sala, que está simplemente formada por tres piezas de acrílico que cubren los pliegos de papel intervenidos con herramientas por Prado, donde las formas se nos presentan casi por remoción del mismo material, esa remoción casi neurótica que devela una nueva obra en contraste a la luz artificial, suavizada y enmarcada por la luz natural del museo. “Manto” repite la misma operación física de transformación y el movimiento mecánico de repetición de remoción de material mediante suaves gestos que imprimen en ese largo pliego textura y figuras, y que está colgado en la pared tal cual tapiz de una época anterior.
En directa oposición a esa especie de altar para muchos, se ubica “Tres Vitrales” que imita la operación del gesto insistente de Magdalena para con el pliego negro, y también enmarcados en acrílico transparente puestos en oposición a tubos halógenos, pero que muestra azarosas formas orgánicas que en palabras de la artista la remiten a su parte más visceral al recordarle órganos, temática o estudio donde desea indagar en el futuro, y que de alguna forma se incorpora a la muestra como un core.
Perpendicular a la “Cruz” y “Tres Vitrales» y a lo largo de la sala de exhibición, podemos ver una larga y delgada mesa que nos evoca lo que podría ser una de instrumental quirúrgico, donde están puestas y alineadas “Formas de papel maché” , herramientas básicas de formas casi prehistóricas, pero que podrían perfectamente ser las que la artista usaría para su técnica de remoción de material. Es casi estar frente a figuras que pueden manifestar lo que esconde el material trabajado, que lo daña para revelar nuevas texturas que en conjunto forman las piezas de “Diurna”. Y así es que entremedio de las obras, a un lado se ubica en el suelo un montículo circular que junta ese material de desecho por llamarlo de alguna forma, pero mejor decir lo quitado o movido para hacer aparecer lo deseado o urgente.
El video que formalmente podría escaparse a primera vista por su técnica, reproduce el ejercicio acudiendo a lo orgánico -arena- para ilustrar las maniobras bajo las que se configuran las piezas. Gesto de remoción noble en la naturaleza, templada y ordenada que deviene en respiro y una conexión con la naturaleza y el exterior.
Al conversar con Magdalena, cuenta que la primera intención fue hacer un enlace entre lo que la ha estado ocupando estos últimos años y el Museo de Artes Decorativas de Santiago de Chile, pero es interesante ver como siempre una idea preconcebida de un proyecto y un espacio mutan porque inevitablemente necesita volcar lo que está circulando y subyaciendo en la creación de ese tiempo y espacio. Sin siquiera pensar que el lugar tuvo ese pasado de claustro, la maniobra que retorna una y otra vez en las manos de ella a través del papel, remiten a un estado contemplativo tan sólo repitiendo, estado declarado gracias a la luz de “Diurna”.
Diurna – Magdalena Prado
Hasta el 27 de Enero – 2018
Martes a Viernes de 10.00 a 17.30 hrs.
Museo de Artes Decorativas
Avenida Recoleta 638, Santiago de Chile
Visita Guiada: Sábado 27 de Enero, 12.00 hrs