Kurimanzutto desde sus inicios se ha instalado como una de las galerías más vanguardistas dentro de Latinoamérica y el mundo, donde el espacio de exhibición va más allá del protocolar cubo blanco. Es así que nace “Sonora 128”, un proyecto en el cual se apropian de una esquina de la Ciudad de México, donde un espectacular billboard irá exhibiendo el trabajo de cuatro artistas, siendo el primero Wolfgang Tillmans, para continuar con el artista colombiano Antonio Caro. De esto y más es que conversamos con Bree Zucker, curadora y programadora de este súper proyecto.
Por Carolina Martínez Sánchez | Imágenes billboard: cortesía del artista y kurimanzutto por PJ Rountree Retratos por PJ Rountree
Kurimanzutto desde sus inicios se ha diferenciado por su línea curatorial tanto dentro del cubo blanco como por los proyectos en espacio público, generando una instancia diferente de comunicación entre las personas, el arte y determinados mensajes. ¿Cómo nace el proyecto “Sonora 128” y desde dónde viene su inspiración?
En mi opinión, el crecimiento y el progreso de kurimanzutto como una galería a lo largo de sus años e historia, se debe en gran parte a su capacidad intelectual de concebir una actividad flexible, fuera del cubo blanco. Sus primeras actividades fueron un cuestionamiento abierto y lúdico dentro del contexto de su tiempo. Este nuevo proyecto funciona de la misma manera. Estábamos pensando mucho acerca de México, sobre todo en los artistas jóvenes de la ciudad, aka la próxima generación. Pensamos en un espacio de arte como un punto de encuentro activo, un lugar donde todos son bienvenidos (¿Qué soñamos bajo el mismo cielo?). Como tal, Sonora 128 es un espacio que no cuesta nada visitar. Está abierto a la interpretación, y su expectativa es lo desconocido. Cuando concebimos el proyecto, fue con la misión de exponer energía fresca, con la esperanza de catalizar la conversación y el diálogo. Pienso en ello como una fuente de información gratuita para el público en general en forma de arte público, y como tal, Sonora 128 propone una alternativa que es al mismo tiempo social, política y estética.
¿Desde un principio se proyectó como una exhibición en billboard o se plantearon otros soportes? ¿Desde dónde se hace esta decisión?
El proyecto siempre fue concebido como un billboard. Aunque a veces un presagio de ruido visual y caos en ciudades cosmopolitas, especialmente en aquellas con leyes y decretos de construcción, diremos “abierto a la interpretación”, un billboard es de hecho, una cosa especial, ya que es abierta y gratuita para todos. Estábamos interesados en apropiar la media popular de la ciudad, un espacio que atraviesa las capas de México en la vida diaria, ya sea pegados a través de fachadas, apilados uno encima de otro, encaramados peligrosamente en los techos, que te saludan en la ruta ya desde el aeropuerto, o en el camino a casa, o para ver a los amigos, o incluso yendo a ninguna parte o una señal en el cielo, lo que indica que cualquiera puede verlo. Esta gigantografía es pues, una intervención y una instalación. Es un espacio 2D lidiando con temas del 3D. Es algo que para todo el mundo, y sobre todo, es una galería de una sola pared (sin piso, sin techo, ni baño), que en realidad no se limita a su legibilidad espacial ni meramente a su contexto arquitectónico. Esto es interesante para mí. Además, una vez pensé que México carecía y necesitaba urgentemente una “barra” de artista, donde uno podría entrar e interactuar con los diferentes círculos en la ciudad, discutir, beber y hablar. La discusión y el debate son para mí, la raíz de la creatividad. Y para mí, este espacio ofrece de en un modo parecido, una intersección de las actitudes del público, pensamientos, percepciones, así que es mejor que un bar.
Cuéntame acerca de la curaduría; criterios de selección y qué es lo que esperan provocar en la audiencia con cada uno de los artistas invitados.
No hay reglas o criterios específicos para la selección de los artistas en el billboard. (quebrar la regla es interesante, pero entonces tu tendrías que quebrar las propias reglas de los infractores, etc.) Creamos este proyecto como una plataforma alternativa, para una energía alternativa. Así que nuestra esperanza es generar algo nunca visto en la ciudad, donde cada artista traerá una dinámica diferente a su proyecto. Nos basamos en la colaboración, las ideas, y la fuerza de la percepción de los artistas y la energía para subrayar su trabajo que aparece en el billboard. De los que admiramos, estamos buscando por una cierta chispa instigadora, una luz en el túnel, una necesaria patada en el culo, pero ojalá que no sea la de un burro.
¿Cómo se vinculan los trabajos de cada uno de ellos?
Trabajamos directamente con cada artista, discutiendo y desarrollando sus ideas en conjunto con el contexto particular (tiempo y espacio) de Sonora 128. De cierta manera, uno podría pensar que las dimensiones que el billboard proporciona un formato plano y limitado. Pero estoy buscando y deseando futuros desafíos que harán del espacio, uno físico y además social. Por ejemplo, cuando “nos apropiamos” de Sonora 128 el 1 de marzo de 2016, tuvimos la idea de celebrar con una inundación flash en el parque que lo rodea (Parque España). Todavía tenemos la esperanza de que tales elementos sociales entran en juego en los proyectos futuros. Además el espacio está al lado de una bomba de servicio (muy importante), que tiene un público realmente adorable sentado con quitasoles, lo que sería ideal para un seminario discursivo.
Actualmente está en exhibición la obra “¿Dónde estamos?” de Wolfgang Tillmans. ¿Cómo ves este trabajo y cómo dialoga con el contexto? Vinculación estética y contextual del artista con el país.
Wolfgang Tillmans no es un extraño para la Ciudad de México. Él estuvo aquí en el 2008 para una exposición retrospectiva en el Museo Tamayo y por lo tanto sabe un poco de su entorno selvático. Sabíamos que él sería perfecto para inaugurar el proyecto, porque es un artista que constantemente y que con precisión toma el pulso de nuestro tiempo a un nuevo nivel. Tillmans es un líder, creando siempre nuevas posibilidades, no sólo dentro de su trabajo, sino también como un activista, y como un artista que no tiene miedo de estar en constante transformación. Veo este trabajo en particular como una composición relacionada con sus posters y la campaña contra el voto Brexit. En esos carteles políticos externos (que son libres para uso público y difusión), los slogans personales son usados para cuestionar al público, haciendo que las personas paren, piensen y consideren su realidad inmediata como una comunidad. Desde el momento en que el trabajo del billboard fue simultáneamente concebido durante esta conmoción en el Reino Unido, entiendo “¿Dónde estamos?” en relación con la idea de un proyecto de paz universal, sometidos constantemente al ataque. Pero también sé que Tillmans estaba pensando en Gisela Mota, el alcalde de Temixco, quien se comprometió a oponerse a los narcos y, como resultado, fue asesinada en su primer día de cómo el elegido oficial . Tillmans se inspiró así para crear un monumento (un puño y una vela en el aire) a su coraje. El cactus por tanto, para mí, es una encarnación de este monumento, pero en vez de apropiarse, es un collage de la imaginería que Tillmans shooteó en México. Tillmans vio el billboard como una superficie social, en la que se levantan las preguntas. Le expresamos a él la necesidad de una nueva energía en nuestros tiempos actuales, nuestro impulso por la convivencia, la libertad y la liberación del diálogo artístico, y él nos dio una propuesta, una que toma en cuenta su propia reflexión sobre la vida. Si el billboard es frustrante en su cuestionamiento, para mí es mucho mejor. El problema con la naturaleza de una fotografía, es que muchas veces, sientes que deberías entenderla inmediatamente. Este trabajo funciona más como una pintura de paisaje!
¿Cómo esperas que se de la vinculación y diálogo de Sonora 128 con la audiencia , y en que niveles?
Espero que capture sus conciencias. Espero que dentro de cinco años, alguien me diga que lo vio, y, o bien les encantó o lo odiaron, pero que se quedaron pegados a ellos como un chicle ingobernable. Esto no es una sala de cine, no es el punto, ni nuestro interés pararse en la boletería contando los tickets. Creo que este proyecto va más allá porque precisamente es público. Pero yo espero secretamente que este proyecto apele a alguien que como yo, cuando era más joven, buscaba algo … aunque no sabía entonces qué.
¿Cómo te vinculaste con kurimanzutto desde el mundo del publishing? ¿Cómo conversan tus distintos lados: como artista, como publisher y tu trabajo con la galería?
Soy co-editora de Ponytale Magazine, y por muchos años, fui una fotógrafa súper dedicada. Llegué a la galería porque Mónica Manzutto y José Kuri generosamente me invitaron a aprender con ellos a cómo expresar ideas que no podía hacer en una página impresa. Todavía creo que los dos mundos no están tan lejos ni divididos. Ambos se refieren a la conceptualización de ideas en diferentes formas, y ambos me interesan como una unidad en curso para empujar pensamientos y hacer tangibles ideas a la par de la vanguardia de un diálogo cultural. Pero la galería era un desafío en otro nivel sin duda. Quería ver cosas que vuelan en el aire.
¿Qué es lo que te llevo a trabajar con la galería? ¿Cómo proyectas tus intereses ahí?
Cuando llegué a la galería, me sentí muy afortunada de ser parte de una familia, bajo la increíble tutela de sus fundadores, Mónica y José. Ellos han permitido que mis alas crezcan, nutrir mis opiniones y el sentido de mi misma como artista, al mismo tiempo dándome raíces, ayudándome a aprender las necesidades básicas de lo que significa tener una galería exitosa, esto es la administración diaria y las decisiones que son parte de ser una mujer de negocios efectiva. Por lo tanto, en la galería, estoy involucrada en proyectos curatoriales independientes, así como también en el equipo de ventas del día a día, que es el núcleo de la galería.
¿Cuál es la importancia para ti de kurimanzutto y cómo dialoga con el actual estado del arte?
Crecí escuchando sobre las salvajes aventuras de kurimanzutto. Yo realmente pensé cuando llegué por primera vez a México en el 2006, que finalmente los encontraría (ellos no tenían un espacio fijo) al ver las naranjas en una ventana. De hecho, terminé caminando por las calles como un detective salvaje, y finalmente me encontré con Gabriel Orozco por casualidad en el aeropuerto de vuelta a Nueva York. Basta con decir que siempre he tenido una idea muy romántica desde el primer momento, que tal vez me ha enganchado de por vida. Cuando llegué a la galería, aprendí aún más sobre la historia de kurimanzutto, su forma de comerse la ciudad, la ausencia de miedo en una época en la que la galería era una móvil nómada, desviada, muy agradable, bailando con el diablo. Eran una galería que operaba como una obra de arte y que no sólo estaban cambiando las reglas, sino que eran ellos quienes las estaban creando. Entré profesionalmente en la galería en otra era, una en donde realmente creo que kurimanzutto es la galería más poderosa de América Latina. Como tal, tiene que crecer continuamente y desafiarse a sí misma, y estos desafíos no serán los mismos que los de antes. La galería no puede volver atrás, pero sí para adelante. Uno de los beneficios de esta nueva era como una potencia, es que ahora tiene la capacidad de influir en toda una generación de artistas mediante la creación de un proyecto público, aunque todavía no lo saben …
Hoy, en un mundo donde todo es posible y al mismo tiempo todo está hecho –siendo viable solo reformulaciones y reinterpretaciones- ¿Cuáles serían los caminos y modos para generar obra y trabajo de vanguardia?
Nunca sabremos el futuro hasta que lo podamos ver.
¿Cuáles son tus principales marcadores que transitan y que articulan el mundo del publishing, el arte y el espacio público?
Sin duda que el “boca a boca” sobretodo. Confiar en tus amigos, pedir sus opiniones y aprender a defender la tuya. Y nunca invitar a idiotas a cenar.
¿Cuál y cómo es el impacto de una obra instalada en el espacio público y el artivismo?
Voy a citar a nuestro compañero Tillmans cuando dice que “a través de todo filtro de cada cambio de tiempo y contexto, el problema sigue siendo el mismo”. El arte público tiene tantos y diferentes principios. Puede ser como Richard Serra, donde el público ridiculizo destruyendo su plaza (únicamente para que los amantes del arte más adelante los denuncien como una burguesía maleducada), o Félix González-Torres, donde casi todo el mundo está de acuerdo en cuan brillante es, con su encantadora poética, el uso melancólico de vallas publicitarias como un sustituto visible para lo invisible (SIDA, muerte, desaparición). O puede ser como Krystof Wodiczko, con sus proyecciones de vagabundos que nos recuerda lo misterioso. O Gordon Matta-Clark, con sus incisiones e intervenciones … o podría ser como la escultura de Mark di Suvero, “Joie de Vivre” que extrañamente se involucró en Zuccotti Park y en el Occupy de Wall Street y luego tuvo que ser despolitizado por sus dueños … En resumen, como un amigo una vez me dijo, el arte público funciona como misteriosos paquetes. Nunca sabemos que hay adentro, ni cómo el público reaccionará, ni cuál será el resultado. Pero el punto es que sí hay un impacto.
¿Es posible provocar un cambio desde este potencial impacto en las personas y en la sociedad?
Llámame naïve , pero creo que sí. Hablo desde mi propio lado aristotélico de la experiencia, pero no puedo decir cuántas veces en la vida -que es algo que no me gustaría ver- puede ser cambiada mi percepción y perspectiva. Son precisamente trozos de conocimientos inesperados, que no fueron pedidos y probablemente nunca deseados (y que también los podemos rechazar), y que tienen el poder de afectarnos. Esa es la alegría de estar equivocado. De todos modos, si la gente no desea acudir al arte, o no saben donde está el arte, entonces el arte debe ir a la gente. De lo contrario, todos estamos con mierda hasta el cuello sin una paleta.
Exhibición en galería v/s espacio público. ¿Es indispensable pensar los proyectos desde el lugar (de exhibición)?
Sí, Sonora 128 es un espacio que depende de un proyecto de site specific y que promueve esa idea. O como Pogo dice, hemos visto al enemigo y somos nosotros.
¿Por qué en los tiempos actuales el espectador parece estar anestesiado y ciego?
Estamos inundados de información. Nos atacan desde todos lados, se mete dentro de nuestras camas por las noches, pervierte nuestras vidas, nos atrae y seduce con una accesibilidad sin fin. Sin embargo creo en un espectador activo. Todos somos inteligentes y conscientes. Como se dice, si crees que el mundo es aburrido, eres tú.
¿Hacia donde camina hoy en día las obras y el arte que desea interceptar a los individuos en su rutina diaria?
Las tácticas y estrategias tendrán que adaptarse a la época en la que vivimos. Lo cotidiano es un camaleón omnipresente. El consumo, consumo de conocimiento y el humor por sobre todo, aún son armas que pueden ser aprovechadas para activar y sorprender. Aún así, no importa el tiempo, con todos los siglos que pasan, las cosas que parecen impresionar a la mayoría, de hecho, nos recuerdan nuestra propia mortalidad.