“Coming into Being” es la muestra que actualmente está en exhibición en la galería RYMD Konstrum en Estocolmo, y que examina la construcción contemporánea de identidades a través de los modos artísticos de la manifestación y juegos de rol; la constante transformación con el fin de conectarse con otros, y la adaptación de obtener aceptación social.
Por Lars Brännegård
1ro de Mayo, después de ir a la manifestación en Los Jardines Reales salí a dar una vuelta por la ciudad. En el café de la plaza los paseantes pululan como palomas mientras el Museo de Sven-Harrys nos apunta una pistola con el cañon anudado. Unos prepúberes compiten jugando a la carretilla vigilados por un cuarentón, en el pasto manchones verdes y amarillos dejan entrever que la primavera es aún temprana. Yo este año les juro celebro mi cumpleaños. Sometimes I buy things so tan nobody gets it – Cajsa von Zeipel, una escultura fabulosa de una chica punketa de trenzas jamaicanas, que sentada con las piernas de par en par se calienta con una marina expresionista de August Strinberg. Todo pasa en una habitación amarilla del ático del museo, lo que impregna la situación con ese aire bastante folk de la replicada casa de campo del coleccionista. En la habitación amarilla tienen lugar la junta hiper-sexual e hiper-ventilada de estas esculturas de adolescentes que miran hacia fuera de la ventana desde un pasado campesino. Adolescentes aburridos que toman pastillas y licor de damasco mientras sus padres no están. No puedo ocultar una maléfica semisonrisa al divisar, en otra habitación, pequeñas artesanías tropicales dispuestas a los pies de una palmera falsa y me causa cierto desprecio esa mirada pseudo-colonial eurocentrista: una figura maorí acompañada por un papagayo que estoy seguro fue comprado en una tienda de souvenirs durante uno de sus cruceros al caribe. Como lo dice su nombre, Swedish Art: Now! es una muestra que ambiciona aglutinar el glocal art producido en Suecia, algo que en un gesto inclusionista, podría incluso haber estado auspiciado (de ser necesario) por Volvo–Zlatan Ibrahimovich diciendo “Made by Sweden.” Tan ridículo sería decir “Arte Sueco” como decir “Matemáticas Suecas” (como exclamaría Juan Castillo). Pero … un momento, y aquí está también la trampa, que pensar en “Arte Sueco” luego de los ataques y críticas abiertas de la Real Academia de Arte Sueca a los académicos extranjeros y en particular a Marta Kuzma rectora del Real Instituto de Arte (ahora rectora de Yale University ¡toma!) hace que se me revuelva el estómago tal como los estómagos igualmente revueltos de varios estudiantes de arte que este año prefieren irse de intercambio a Viena que quedarse en Estocolmo.
A ver, lo diré de otra manera. Si tomamos una definición de nacionalidad, como la relación legal entre una persona y un estado, hablamos de la negociación a la que un individuo se somete desde el momento de su nacimiento dentro de un estado determinado.
Entonces, me parece bastante más interesante hablar del constante proceso de negociación de un individuo, que ‘apellidar’ producciones de arte según: nacionalidad, género, edad, etnicidad como lo hacen exposiciones tituladas con conceptos tomados a la ligera, una práctica frecuente de las ferias de arte. Iba pensando estos asuntos en el tren a otro show, algo alejado y situado junto a un centro comercial bastante menos glamoroso que la anterior muestra. Entré en Coming Into Being en Rymd Konstrum y escuché “The goal is not to win, but having an entertaining time with your fellow partners” (la meta no es ganar, sino entretenerse con tus compañeros de juego) que abría el video de Pella Kågerman titulado Stormarkstiden (Tiempos Imperiales) donde una serie de personajes en un fragante verano sueco, entran y salen de un juego de rol del Imperio Sueco (1629-1721). Los jugadores confrontan constantemente la contemporaneidad mientras “hacen como que” o “están en personaje” con mayor o menor grados de expertise y amateurismo, haciéndome pensar en esa actitud tan sueca de comportarnos como individuos que aunque rodeados de la última tecnología y confort, que incluso luego de pasar de la hambruna a la riqueza (1879-1970) aun seguimos teniendo ese aire campesino, ese no-saber-como-mandonear como lo hacen los oriundos de antiguos imperios como Inglaterra, Francia y España.
Algo que podría ser arreglado siguiendo TheBritishAreCumming , los tutorial de maquillaje tipo Margaret Thatcher de Paul DC Kindersley “para alcanzar ese look dominante.” Luego me encuentro con dos chicas, una PhD en Matemáticas, la otra una feliz dueña de una cadena de cafés para gatos a là japonesa. Según escucho, se conocieron en una pizzería producto de la confusión de una camarera. Kristina Jovanović & Sandra Stojanović (lo se, suenan como un fiero dúo eslavo de tenis femenino) son #identical , un proyecto y video donde ambas en un cubo blanco son interrogadas por una voz en off masculina de mediana edad, con la que se involucran en un juego pregunta-respuesta en lo que se vuelve una suerte de trío conceptual. Una manzana roja mordida dos veces. La foto de ellas y varias de sus dobles bajo un mismo neón, me recuerda que ante los ojos extranjeros a veces todos los rubios les parecemos iguales.
Siguiendo el camino, la performance de la artista Pilvi Takala, Real Snow White da un paso más allá, dentro del campo del entretenimiento donde confrontará la fantasía con la dura y seca realidad de los marcos legales.
Pienso “I’m very glad to be here”, pero no soy yo quien lo dice, si no la voz de Carla Garlaschi, quien pronuncia el inglés con un acento mezcla de hispano y escandinavo. Se ha tomado toda una esquina con How To Be Someone. Sobre un muro negro resalta su Pirámide de las Necesidades, la que me recuerda una chaqueta de Lucipher Rising que vi en internet y nunca compré. La artista ha publicado la tercera edición de su manual de autoayuda (tipo Dale Carnegie) para lograr el éxito en el mundo del arte internacional, una estrategia de un maquiavelismo autónomo y control-freak de incansable seducción. La artista se pasea en vestidos tipo cocktail de conocidos diseñadores suecos. A modo de prueba, los videos de sus apariciones en TVN están en exposición.
Sigo escuchando nombres: Our Names de Siri Landgren, un proyecto donde cada quien que se identifique como transgénero puede contribuir. El audio es un compilado íntimo de nombres pronunciados en voz alta. Siri explica que estos nombres están online para que quienquiera que sea o se sienta trans pueda existir 24/7, aun cuando no se atrevan a hacerlo.
Decido tomar un descanso. Luego de unos minutos sigo.
Birth Series de Lundahl & Seitl. Me deslizo en un abismo, que tal vez por saltarme el almuerzo, termina por llevarme a un juego. No se quien fui en ese momento, pero logré verme en el reflejo de una pantalla de televisor cuando uno de los videos se fue a negro. Al salir de la experiencia sigo caminando por la sala con una extraña sensación de deja vú … yo que estaba cubriendo la muestra, pude ver dentro de un otro. No fui sueco un momento, no era un hombre, ni tampoco escribía. Yo solamente estaba en el paisaje y prefería hablar de la geografía y la naturaleza. El paisaje era un robusto caballo[1] y sus crines se convertían en los pinos verde azulados de un delirio nativista, las bestias circundaba esta ciudad donde se movían estas obras. Por un segundo estuve más allá de toda cacofonía postfordista, más allá de toda reglamentación del espacio publico y el privado en que ellos se movían, más allá de las tuberías de ventilación, estas catedrales góticas de la vida contemporánea.[2] Por un momento fui otro en un cubo blanco.
[1] Kurzio Malaparte, Kaputt .
[2] Rem Koolhaas, Junk Space.
Esta exhibición está curada por Jovana Nedeljkovic, Frida Gustafsson, Daphne Carolus, Christoffer Reichenberg, Anna Baca & Alina Abdullayeva.